Al quemarse, liberan dióxido de carbono y otros gases de que, atrapan el calor en nuestra atmósfera, lo que los convierte en los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático.
Los procesos y actividades industriales generan emisiones de contaminantes como el óxido de nitrógeno, el amoníaco, el mercurio y el dióxido de carbono, que contaminan el agua, el aire y el suelo y dañan la salud humana, el medio ambiente y la naturaleza.
El proceso de la destrucción de la capa de ozono comienza con la emisión en la superficie de la tierra, de gases que son fuente de compuestos halogenados que contienen principalmente cloro y bromo.
Las partículas, especialmente las PM2,5, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, causando impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (ictus) y respiratorios. Cada vez hay más pruebas de que las partículas afectan a otros órganos y causan también otras enfermedades.